Mientras las princesas duermen |
Elizabeth Blackwell nos transporta al mundo de la bella durmiente, aunque da un giro de 180ºC a esta historia.
Bastan cincuenta años para que las intrigas de palacio se conviertan en un cuento de hadas repleto de conjuros, princesas malditas y castillos encantados. Bien lo sabe Elise Dalriss, una humilde anciana que durante su juventud fue dama de compañía de la taciturna reina Leonore y cuidó de su hija, la princesa Rose, de quien ahora los juglares dicen que durmió durante cien años.
«¡Ja! Sería un truco realmente hábil derribar a la hija del rey con un huso y verla revivir con un simple beso. A otros con esa historia...», exclama Elise, la narradora de esta adaptación de "La bella durmiente" donde lo que de verdad se cuece es una conspiración para destronar a los gobernantes que está motivada por el más antiguo de los afanes: el de atesorar poder. Guerras entre hermanos, criadas que se escabullen en las habitaciones de importantes caballeros y epidemias letales son el telón de fondo de una historia destinada a todos los públicos y que hará ver que los cuentos de hadas son eso, simple fantasía que no se asemeja con la realidad.
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